jueves, 2 de diciembre de 2010

Mi aspecto favorito: la libertad de existir


Escrito por: Amanda Peralta

Con tan pocos días que me quedan en Madrid, ¡por fin he llegado a entender a la ciudad más completamente! El tiempo es requerido no solo para sintetizar lo que observo al pasar por la ciudad. También es necesario para poder ver más ya de la superficie o el exterior de las calles y los edificios al verdadero carácter de Madrid. En ves de tratar de concentrar lo que me gusta de Madrid en un solo lugar, quisiera hacerlo a través de un aspecto que me ha dejado muy impresionada, especialmente en comparación con otras ciudades que he visitado. Madrid, para mi, es una ciudad libre en muchos sentidos pero más que nada en su relación con sus habitantes. 

Por razones que se relacionan con la historia extraña de Madrid como capital de España, la  ciudad ha llegado a ser un lugar lleno de cultura y arte y vida pero al mismo tiempo sin grandes pretensiones. Su historia relativamente corta, como leímos en Esta hosca ciudad acogedora, causa que aún en sus pretensiones,  la ciudad se menosprecia. Es autocrítica porque su fundación no se baso en su supuesta superioridad histórica si no simplemente por su conveniente localidad. Esto se refleja en la manera en cual hoy se presenta Madrid. A diferencia de otras ciudades que he visitado recientemente (como Florencia o Paris), en Madrid me he sentido completamente libre al caminar las calles. Obviamente no creo que en estas otras ciudades no hay libertades cívicas o nada por el estilo. Pero en Madrid siento una particular falta de preocupación por ser extranjera, por sacar fotos, por estar en el proceso de aprendizaje, por ejemplo. No es que la gente te ande buscando para ayudarte tampoco, pero si necesito algo lo puedo encontrar y si no, a cierto punto se me respeta. Es un balance que ciudades más turísticas casi nunca alcanzan. 

Quizás esto también tiene que ver con la inmensa diversidad que Madrid ha incorporado en las últimas décadas, como destino final de miles de inmigrantes. Madrid a aceptado a tanto variedad humana de manera casi pasiva en su tolerancia. Es posible que esta pasividad le molesta a algunos—que crean que no basta. Pero en mi opinión esto le da un cierto carácter al ámbito Madrileño. Uno se puede sentirse cómodo en sus diferencias sin tener ni que pedir disculpas ni tener que ser celebrado. Es lo que más me ha gustado porque lo encuentro muy honesto. 

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