Escrito por: Amanda Peralta
Un aspecto bastante fascinante del análisis de La novela del tranvía que ocurrió en clase la semana pasada fue la facilidad de relacionar los temas de esta lectura con los temas actuales de la modernidad. La modernidad está muy cercanamente relacionada con la urbanidad, y la ciudad. Seguramente por esto un texto tan antiguo--que solo relata un cuento corto sobre un nuevo participante en la vida madrileña de esos años, el tranvía--tiene tanto que decirnos sobre la vida de hoy en las grandes ciudades.
Por supuesto, la maestría de Galdós no se debe de subestimar al explicar la riqueza de este texto. Me sorprendió en clase cuando nuestra profesora explicó que Galdós escribió este texto tan rápidamente después de la llegada del tranvía a Madrid. Su cuento está lleno de comentarios sutiles sobre esta nueva forma de transportación. Evidentemente, dos importantes diferencia entre esta forma y las que habían existido antes son: la velocidad, y la cantidad de personas que podían viajar juntos en una sola localidad. Yo me interesé más por la segunda diferencia.
El tranvía creó un nuevo espacio público. Por casi primera ves, un número sustancial de personas podían, y necesitaban, hacer un viaje juntos--y vivir un pequeño recorrido juntos. Galdós demuestra las implicaciones de esta novedad con su historia algo fantástica. Cuenta de un hombre que desciende a la locura en un tranvía, que vive un misterio entero con las personas que entran y salen de este pequeño espacio. Para el narrador, el tranvía se convierte en el mundo, y todo se relaciona. Por supuesto que la locura lleva este punto al extremo, pero encuentro que el tranvía (y hoy en día los metros, los autobuses, incluso los taxis) sí nos concentran a todos en un solo mundo. Somos forzados, por la conveniencia, a entrar a un mundo encerrado en cual las vidas de docenas de otras personas se interponen con las nuestras. En un sentido algo poético, por unos cuantos minutos cada día, somos parte de una sola escena teatral.
Por esto, le encuentro muchísimo sentido al relato de Galdós. Al enfrentarse a esta situación por primera ves en la historia, me parece casi esperado que alguien reaccione como reacciona su protagonista. Su imaginación se mezcla con el mundo del tranvía, con las conversaciones que el no puede evitar si no escuchar, con los diarios que se presentan en frente de él. Hoy quizás hemos aprendido a separar tanta estimulación comunicativa (o por lo menos pretendemos poder separarla) de nuestras vidas personales, pero en estos momentos importantes del crecimiento de Madrid, lo sorprendente de compartir tan poco espacio con tantas personas es evidente.
Amanda! Me parece muy interesante su comentario sobre un espacio público. Me pregunta la razón Galdós selecciona el tranvía como el escenario para tu cuento. El tranvía es un nuevo espacio público, pero ¿cómo se diferencia de otros espacios? Por ejemplo, los parques, las oficinas, un hogar, o restaurantes. En mi opinión, es diferente de estos lugares porque el espacio disponible es menor. Esta es la principal diferencia. Viajar en el tren requiere una persona para participar activamente en el drama. Si una persona habla en una voz muy alta al lado, no puede dejar de escuchar. Creo que es por esta razón que Galdós elige el tranvía para su cuento.
ResponderEliminar~Sydney~